¿POR QUE MIGRAN LOS CELTAS?

15.06.2007 12:22

 

¿POR QUE MIGRAN LOS CELTAS?    

Por Christopher J Tabilo Heavey 
Extracto de Ensayos de la Comunidad Céltica Samhain de Valparaíso | Abril de 2004.                                                 

 

¿ Por Qué Migran Los Celtas ? 

En realidad no es una pregunta fácil de contestar, las migraciones – tanto poblacionales como personales – son parte esencial del itinerario de vida céltico, y justifican el lento y a ratos vertiginoso paso del tiempo, a medida que nos acercamos desde la oscuridad hacia la luz. 

Si debemos reseñar esto históricamente partiremos en la antigüedad céltica, en el corazón del la cultura mestiza paleolítico – indoeuropea que llevó al surgimiento de los celtas …



PRIMAVERAS SAGRADAS

Antes de establecerse en el norte de los Alpes, los indoeuropeos habían pasado de ser seminómades o nómades a un sedentarismo agrario marcado fuertemente por los movimientos del ganado. Es decir, se establecieron en granjas pero se desplazaban por períodos cortos en las veranadas del ganado.
Cuando en una tribu determinada surgían problemas por la distribución de tierras, por sobrepoblación, o por invasiones extranjeras parte de ella – y a veces toda la tribu – empezaba una migración o ‘primavera sagrada’ hacia una tierra lejana, previamente definida. De esta manera los Boii, originarios de Bohemia (hoy Rep. Checa) emigraron al norte de Italia alrededor del 400 aC . Otro tanto ocurrió con los Bitúrigos de Galia, cuyo rey Ambigat para evitar la sobrepoblación envió a parte de su tribu - siguiendo el parecer de los oráculos - a Italia y a la Selva Hirciniana (Polonia), al mando de sus sobrinos Beloveso y Segoveso, respectivamente. Fue de esta manera que los celtas ‘conquistaron’ buena parte del mundo antiguo. No eran sólo una élite guerrera, sino que junto a ellos marchaban pueblos completos. Así el componente céltico se afianzó en zonas como la península ibérica, Irlanda, Italia o Turquía, que parecen tan lejanas al corazón de su cultura.


MIGRACIONES MEDIEVALES

Durante el Medioevo las migraciones célticas fueron menos frecuentes, pero su huella sigue indeleble hasta hoy. Los pueblos británicos migraron, ante el avance anglosajón, hacia las regiones de Armórica (Galia) y Galicia (Hispania) donde se asentaron y fundaron monasterios y obispados. Hasta el día de hoy persisten estas colonias en Bretaña - actualmente un departamento francés, donde un porcentaje importante de la población habla una lengua céltica, el bretón o brezhoneg. La colonia de Bretoña-Mondoñedo desapareció hacia el siglo VIII, ante el descalabro político que significó la invasión musulmana a España.

Los Gaélicos, a partir del siglo VI dC., y con la premisa de anunciar el evangelio, fundaron colonias en Escocia, Inglaterra, la Isla de Man, el sur de Gales, las islas Faeroe e Islandia. 
Esta expansión no puede entenderse sin el empuje de un hombre que aprendió a convertir sus peores errores en el motor de cambio del mundo conocido. San Columba (o Colm Cille en gaélico), era un orgulloso aristócrata irlandés - educado en la tradición bárdica antigua –que a temprana edad ingresó al monasterio de Clonard, el más importante de la isla. En el transcurso de los años Columba mostraría una devoción inconmensurable por los libros (una suerte de locura que aún azota la Isla Esmeralda cada ciertos años), llegando a una amarga disputa por los derechos intelectuales de un psalterio con San Finnian, uno de los más influyentes monjes irlandeses del momento. Llevado el caso a juicio, se falló el conocido adagio “cada vaca con su ternero”, adjudicando los derechos al propietario del original, San Finnian, lo que causó la ira de Columba, quien llamó a su Clan - los Ui Neill del Ulster – a las armas.

En la batalla de Cúl Dreimhne en 561, los Ui Neill se enfrentaron a las tropas reales de Irlanda por un Libro, y la responsabilidad última por la muerte de cientos de personas – algunos dicen más de tres mil – recayó finalmente en Columba, pues el remordimiento y la pena le llevó al exilio, y la comunidad religiosa le exigió ‘ganar para Cristo tantas almas como las que cayeron en batalla en los parajes de Sligo”.

Así Columba partió hacia el Argyll, región de la actual Escocia donde los Irlandeses del Dál Riada habían establecido una colonia. Allí se le Si cruzó el estrecho con 12 monjes, terminó fundando 41 monasterios, entre ellos los de Derry, Durrow y Kells, cunas de la tradición monástica céltica, donde miles de libros fueron iluminados con las técnicas del arte de La Tène e influencias coptas y vikingas. El impulsor de esta enorme cruzada dejó el mundo terrenal a la temprana edad de 42 años, pero su visión llevó a miles de jóvenes irlandeses a iniciar el ‘martirio blanco’, una corriente misionera que llegó a los confines del mundo conocido (Islandia, Noruega y según algunos hasta América, de la mano de San Brendan) llevando el testimonio de Cristo a los paganos. El impacto de estos monjes en la vida intelectual de Europa es enorme, pues iniciaron el rescate de los textos antiguos y la copia a gran escala de las escrituras, lo que permitió llevar la palabra cristiana hasta cada rincón de Europa. 
No es de extrañar que estos monjes ‘No Civilizados’ (léase No Romanos), pudieran cristianizar con más libertad de movimiento a los germanos establecidos en Europa centro-occidental, dado que desde sus inicios la labor inspirada de Columba se basó en traspasar las barreras culturales que separan a los pueblos, enfoque que conservan hasta hoy los religiosos columbanos …

Esto cambió para siempre a la vieja Caledonia, pues en el centro de la misma se instaló el reino de Alba, que con los siglos se fundiría con sus vecinos Pictos y llevaría a dar forma a la actual Escocia, especialmente al carácter tan particular de las tierras altas.
El avance vikingo en el siglo IX absorbió las colonias en el norte, mientras que la conquista normanda hizo lo propio en Inglaterra. Así las cosas, la única colonia exitosa – y la más grande – resultó ser la iniciada por Fergus MacErc, señor del Dál Riada (reino del norte de Irlanda) en el territorio de Argyll. Esta colonia se expandió con los años hacia el este, hacia el reino de los Pictos, fundiéndose con ellos y formando el núcleo cultural de las tierras altas y dando forma al Reino de Escocia.


MIGRACIONES MODERNAS

La expansión de la Corona Inglesa hizo que las condiciones de vida de los pueblos célticos que la rodeaban decayeran fuertemente. La Reforma protestante agudizó estas diferencias, pues escoceses y galeses, aunque protestantes, no aceptaron con gran simpatía a la Iglesia de Inglaterra. Durante los siglos XVII y XVIII comenzó la emigración de escoceses y galeses hacia América, estableciéndose fundamentalmente en la costa oriental de Norteamérica y en las Antillas. De todas las colonias, aquéllas de Nueva Inglaterra fueron las de mayor trascendencia. En Pennsylvania se estableció buena parte de los colonos galeses (de hecho su primer nombre fue Nueva Gales), mientras que los escoceses hicieron lo propio en zonas de Maine y Terranova. En América intentaron huir de la persecución religiosa, volvieron a trabajar la tierra en granjas como sus antepasados y soñaron con construir una sociedad cristiana ideal.


Por estos años se da la migración de los llamados “Escoceses del Ulster”. Éstos habían migrado desde las tierras bajas de Escocia, donde sufrían pobreza y la corona les discriminaba por sus creencias religiosas – no eran anglicanos, sino presbiterianos – hacia el norte de Irlanda, que había sido arrasado durante las guerras desatadas por Cromwell. Allí se establecieron como colonos de la corona, pero la hostilidad de los irlandeses y las difíciles condiciones económicas los incentivaron a migrar nuevamente hacia el oeste : hacia América. En Canadá se establecieron en Terranova y Ontario, mientras que en lo que hoy es EEUU ocuparon las tierras montañosas de la Cordillera de los Apalaches. En este país llegaron a tener gran peso económico y político, y al menos ocho de ellos participaron en la emancipación como firmantes del acta de independencia.

A la par de esta emigración se dio la expansión de la Corona Francesa en América del Norte, en donde se fundó la colonia de Quebec en 1608 como puerta al valle del río San Lorenzo, el camino natural al corazón del rico país de los Grandes Lagos. Buena parte de este esfuerzo colonizador estuvo en manos de bretones.
Con los años la convivencia se hizo más tensa en las Islas Británicas. Una parte de los clanes de las tierras altas de Escocia inició una serie de tres revueltas en favor de Carlos Estuardo, pretendiente al trono de Gran Bretaña, descendiente de Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia. Se les llamó Jacobitas, y dadas sus aspiraciones independentistas la corona inglesa los combatió con dureza en 1689-1690, en 1715 y en 1745-1746, hasta vencerlos en la batalla de Culloden (1746). Tras esta última revuelta comenzaron las ‘Highlands Clearances’ o persecuciones y expulsiones de campesinos de las tierras altas. La mayor parte de ellos emigraron a Norteamérica, instalándose en las zonas que la corona británica había arrebatado a los franceses. Escoceses colonizaron el Ontario, y el valle del Ohio, además de la costa este de Canadá - las llamadas provincias marítimas – que acogió a miles de escoceses de las tierras altas, conservando su lengua y costumbres hasta nuestros días en zonas como Cape Breton Island, cuyo festival costumbrista tiene fama mundial. 

Ya entrado el siglo XIX la hambruna desatada por la peste de la papa en Irlanda (1845-1848, llamada "An Gorta Mor", el Gran Hambre), asociada a las lamentables condiciones en que se encontraba el campesinado, provocó una de las migraciones masivas más notables de los tiempos modernos. En 1845 se calcula que la población de la isla era de 8 millones y medio de habitantes. El hambre y las enfermedades que le sucedieron acabaron con la vida de alrededor de 2 millones, y para el final del siglo sólo quedaban 800.000 irlandeses en su patria. El impacto de esta migración fue enorme. Hacia 1870 los irlandeses eran el mayo grupo étnico inmigrante a EEUU, establecidos sobre todo en los estados de Nueva Inglaterra, el mid-west (Dakotas, Colorado) y California. Esta oleada migratoria también afectó a Canadá (Ontario, Alberta), Australia, Nueva Zelanda, y Argentina (en donde llegaron cerca de 30.000 irlandeses entre 1840 y 1880). Hoy 43 millones de estadounidenses claman ascendencia irlandesa, y la diáspora mundial se calcula en cerca de 80 millones.

Las migraciones en Asturias han sido una constante desde el medioevo. Tras la batalla de Covadonga (722 dC, primera victoria frente a los musulmanes invasores) los señores de Asturias obligaron a los hispanorromanos del valle del Duero a asentarse en las zonas orientales del reino (Cantabria y Llanes) para crear una “tierra de nadie” hacia el sur y así defenderse de los moros. Esta mezcla destruyó buena parte del carácter céltico de Cantabria y el este de Asturias. A partir de entonces, cada territorio arrebatado a los mahometanos sería ‘repoblado’ con campesinos venidos del norte – de Asturias principalmente. Participaron en la conquista de América, y con los siglos emigraron preferentemente a Latinoamérica, donde se han insertado con presteza en las colonias españolas residentes. 

La Emigración Gallega también tuvo características propias. Adscritos desde el medioevo a la tierra, los gallegos no migraron con tanta facilidad a América en la era de los descubrimientos. Inicialmente dirigida a otras zonas de España, la emigración gallega se enfocó en América Latina recién en la segunda mitad del siglo XIX. Argentina y Cuba recibieron a la mayoría – tanto que al Plata le llaman la quinta provincia gallega, concentrando aún hoy la diáspora galaica. La Guerra Civil Española interrumpió este flujo, que se reanudó en los años 1950’s pero con otros destinos : Suiza, Reino Unido, Alemania y Francia. Desde mediados de los 80’s esta tendencia a la emigración se neutralizó y hoy Galicia incluso recibe inmigrantes provenientes de esta diáspora que se calcula alcanza hasta 10 millones de individuos.

La emigración bretona, salvo el caso del Quebec o de otras colonias francesas fue esporádica. Numéricamente fue importante en EEUU, pero terminó por diluirse en la cultura local o asimilarse a la colonia francesa residente. En Chile ha sido escasa pero influyente desde fines de la colonia. Apellidos que hoy parecen muy chilenos tienen su origen en los comerciantes bretones de St Maló dedicados al contrabando en los territorios españoles en América. Algunos ejemplos como ‘Moran de Aix’ o Morandé, Labbé y Letelier bastan para ilustrar este punto.
El asunto de la emigración galesa tiene ribetes especiales. Esto porque la gran mayoría de los galeses que salieron de su país se dirigieron a países de habla inglesa, asimilando sus costumbres a las de los locales. De este patrón se salvaron las colonias culturales establecidas en el siglo XIX. Establecidas en países tan diversos como Canadá (Bangor, Ponoka), Rusia (Hughesovka – Donetsk), Brasil (Nova Cambria) o Argentina (Y Wladfa, Puerto Madryn, Trellew y Trevelin) buscaban reconstruir el estilo de vida del norte de Gales, las granjas y comunidades pequeñas, y conservar su lengua y costumbres. En la actualidad las colonias más exitosas están en la Argentina , donde desde hace años se ha reintroducido el galés y se celebran Eistedfodd regularmente, a lo que se suman tradiciones como el té galés y la torta negra ...

 

 

 

fuentes consultadas


Christopher J Tabilo Heavey

Extracto de Ensayos de la Comunidad Céltica Samhain de Valparaíso
Abril de 2004.